La madera es un material resistente y duradero, pero obviamente el mismo también resulta sensible a cuestiones externas, en este caso concretamente vamos a ver cómo afectan los cambios de temperatura en la madera y que medidas podemos tomar para proteger a la madera de esos cambios.
Exceptuando en los lugares interiores donde la climatología interior resulta controlada a nivel de humedad y temperatura constante o de aquellos lugares de exterior donde todo el año puede hacer una temperatura más o menos igual y constante lo más habitual es que los muebles de madera de los cuales dispongamos y que los demás artículos de madera que podamos tener se vean sometidos en menor o mayor medida a cambios de temperatura de distintos grados y con un determinado nivel de brusquedad u otro.
La madera puede resistir desde temperaturas muy cálidas hasta temperaturas muy gélidas, pero evidentemente la misma no resulta inmune a los efectos de las temperaturas y, mucho menos aún resulta inmune a los cambios de temperatura bruscos que se pueden producir.
Dicho de otro modo lo anterior, la madera es un material muy resistente capaz de resistir mucho frio y de resistir mucho calor pero ello le va afectando con el paso del tiempo y más aún le afectará si esos cambios son muy importantes y se dan en cortos espacios de tiempo, y es que no es lo mismo vivir por ejemplo en un lugar donde haga mucho frio casi todos los meses del año y que tan sólo haya un poco periodo de calor que vivir en un lugar donde las temperaturas diurnas pueden llegar a ser tórridas y las temperaturas nocturnas pueden llegar a ser gélidas, en este último supuesto la madera se verá mucho más afectada.
Para evitar un deterioro de la madera es importante que la misma esté cuidada debidamente y lo mejor para cuidarla debidamente es tomar las siguientes medidas principales:
Con el calor o el frio externo en muchas ocasiones poco podremos hacer, pero sí que podremos proteger a la madera por ejemplo de fuentes de calor extremas como estufas u otros aparatos por el estilo.
Además de todo ello tener la madera tratada con barnizados especialmente protectores y cuidar la misma con productos que la permitan estar nutrida, y mantenerse por muchos años en forma, es una buena manera de darle longevidad a cualquier producto de madera.